jueves, 9 de abril de 2020

Anibal Iachetti: El soldado del pueblo

En Cipolletti siempre se priorizaron a los foráneos. 
Año a año, torneo a torneo llegaban equipos completos con jugadores para jugar en el Capataz de la Patagonia. Algunos brillaron y hasta se hicieron hinchas del Albinegro, pero la mayoría no rindió como se lo esperaba y en más de un caso terminaron de suplente de un pibe del Club. Si a esto le sumamos que los talentos del semillero suelen tener ofertas de otras categorías, se hace difícil que los jugadores permanezcan en Cipo. 
A fines de la década del 80 con Cipolletti jugando en el Nacional B, con equipos muy fuertes en la divisional, había pocas chances para los pibes, pero tal vez por eso mismo cuando les llegaba la chance los chicos estaban muy preparados. 
En 1990, varios de estos jugadores reforzaron a Fernández Oro en un Torneo del Interior que tuvo al Trueno verde como protagonista hasta instancias de eliminatorias con equipos de la B metropolitana. Entre ellos, estaba Aníbal Iachetti. Lucho que en sus primeros años jugaba en puestos de ataque fue modificando su juego amoldándose a otros puestos con tal de jugar. Y en los 90, ya afianzado de mediocampista de recuperación parecía siempre arrancar de atrás, pero todos sabíamos que Lucho iba a terminar jugando. Fiel a los colores, generoso en la cancha fue escribiendo su historia a base de sacrificio. Era un comodín, un soldado siempre dispuesto a dar todo, tuvo a su lado grandes jugadores y así sumó experiencia y se transformó en un referente. Fue el primer jugador cipoleño en superar la línea de los 200 partidos y se retiró siendo el que más presencias tenía en ese momento. El hincha lo despidió con aplauso emotivo, sincero, como la admiración de un hijo que toda la vida vio a su padre deslomarse por el bienestar de la familia. 
Después ayudó a club siendo técnico y desde otros lugares porque no se puede dejar a quien se aprendió a amar desde la cuna. 
Desde Corazón Albinegro te saludamos en tu cumpleaños soldado eterno y no nos cansamos de darte las gracias por tanto sacrificio por nuestros colores.