Dicen que de los cuernos nadie se salva, dicen que todos hemos sido infieles alguna vez en nuestra vida. Incluso nuestros mayores dicen que la fidelidad ya es algo extinto en los años que corren.
Cada uno tendrá su postura y sus experiencias personales con ese tema, pero hay algo totalmente claro:
La fidelidad que le tenemos al Club Cipolletti no se transa por nada, posiblemente no se compara, no se rompe y fundamentalmente tampoco es posible explicarla.
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Fundamento: ¿Cómo llamarle a un fenómeno emocional e inexplicable que hace 15 años te jura lo mismo y al final de cuentas te termina desilusionando? ¿Como es posible tropezar permanentemente con la misma piedra de dejarse seducir con la misma ilusión de llegar a ese destino tan deseado, pero nunca conseguido? ¿Qué clase de crédulo, inocente, LOCO se cree todos los años una misma promesa que jamás llega a su fin?
LA respuesta: NOSOTROS, los albinegros de alma, a los que se nos parte el corazón desde hace 15 años todos los meses de mayo y/o noviembre, pero que en Febrero mágicamente renovamos todas las ilusiones y le juramos otro año más de lealtad al gran Cipo. Los que desde este domingo por la tarde cambiaremos el chip viejo modelo 2015 y nos enfocaremos en un 2016 con la misma promesa de todos los años, aun sabiendo que quizás el resultado sea el mismo.
Los que a partir de este fin de semana renovaremos un año mas de fidelidad por estos colores.
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